Aprender valores cuidando una mascota
¿Un conejo en el aula? Las escuelas infantiles y colegios cada vez se animan más a introducir animales en las aulas, como parte de sus proyectos educativos y porque, gracias a ellos, los niños aprenden valores de una forma lúdica. ¿Lo has probado?
Introducir una mascota en el aula es una experiencia muy enriquecedora para los niños y que encierra un sinfín de aprendizajes. Más allá de conocer a los animales a través de vídeos o imágenes, interactuar con un animal en el aula les ofrece grandes beneficios. Te contamos como trabajar con ellos para que la experiencia sea un completo éxito.
Primer paso: la observación
Contemplar a un animal permite sensibilizar al niño sobre las necesidades del animal, saber cuidarlo y entender como debe ser protegido. Con la observación los niños aprenden a respetar a cada ser vivo y a ser conscientes de sus necesidades. La conexión emocional innata que sentimos hacia otros seres vivos permite ejercitar la empatía desde los primeros años, y esta ejerce un papel clave en el comportamiento y la actitud hacia la vida, mejorando las relaciones y siendo un arma muy efectiva para reducir la violencia.
Cuidar un animal mejora el comportamiento en el aula
Gracias al cuidado que cada ser vivo necesita se desarrolla el sentido de la responsabilidad, al mismo tiempo que aumenta el respeto por la vida. Podemos hacer varios grupos y que entre varios se encarguen de echarles comida, acariciarles, jugar con ellos o limpiar su jaula. De esta forma, los niños aprenden que su comportamiento afecta directamente a los demás. Los estudios llevados a cabo al efecto señalan que la presencia de animales en el aula ayuda a disminuir la tensión en los niños, además de que el contacto con mascotas refuerza el sistema inmunológico de las personas y mejora el bienestar emocional de las personas.
La relación con animales también está emparentada con una mejora de la autoestima. Cuando un niño cuida a un animal se siente fuerte y autónomo, lo que hace que se sienta bien; sobre todo cuando el animal le devuelve afecto. En el aula, el animal ejerce una función terapéutica y didáctica.
Precauciones a la hora de elegir el animal
Antes de llevar a cabo esta actividad en la escuela infantil es necesario tener en cuenta si algún niño tiene alguna alergia hacia los animales y si es así elegir el que mejor se adapte al aula.
Luego, conviene diseñar un programa de cuidados para que todos los niños participen y se turnen en las tareas que hay que realizar.
Dejarles interactuar con el animal, pero siempre supervisados por un adulto. Las mascotas estimulan el desarrollo físico de los niños, ya que gracias a ellos los niños hacen por moverse e interactuar con otros niños de la clase, por lo que fomenta la relación entre los pequeños.
Cuando los niños crecen un poco y empiezan a ser autónomos, algunas actividades como excursiones a granjas escuela o centros de recuperación de animales cobran gran protagonismo. En ellas, los niños pueden aprender de primera mano cómo viven los animales en su hábitat natural ya que en estos lugares se especial hincapié en su cuidado y bienestar.
Fuente: Baby Control