Educar respetando su ritmo y personalidad
Durante los primeros años, los que van desde el nacimiento hasta los 6 años, se producen una gran cantidad de cambios fundamentales en los niños, que pasan de ser bebés totalmente dependientes del adulto a pequeñas personitas que van teniendo algo que decir al mundo. En este proceso nuestro papel es facilitarle al máximo su desarrollo para fomentar sus habilidades personales. La educación, en este sentido, debe priorizar el crecimiento natural de los niños para que sean autónomos e independientes, pero respetando en el camino la propia personalidad de los pequeños.
El papel de las Escuelas Infantiles en el camino a la independencia
Algunos métodos educativos trabajan en este sentido, fomentando las destrezas de cada niño y adaptándose al ritmo de desarrollo que tiene cada alumno. En este sentido, las Escuelas Infantiles cumplen un papel fundamental en la crianza, ya que son especialistas en este tramo de edad y conocen muy bien que hitos de desarrollo tiene cada niño y cómo pueden ayudarle si este es más lento o inmaduro. Los educadores buscan los niños crezcan felices, independientes y capaces de pensar en sí mismos y gracias a herramientas como la agenda digital pueden mantener un contacto diario con los padres para orientarles o informales de la evolución de cada niño.
Ambiente preparado y materiales, claves para su desarrollo
Para desarrollar al máximo las capacidades de los niños hay que prestar especial atención al ambiente, cuanto más adaptado esté este al pequeños, más fácil le será evolucionar y ganar independencia. Muchas cosas pueden realizarlas solos, o con una pequeña ayuda. Nada se logra no dejándole hacer algo porque se ensucia, se puede caer… el niño tiene que experimentar y el maestro y/o adulto debe ser un guía facilitador de los pequeños logros que se vayan consiguiendo. Además del ambiente, es necesario tener o construir materiales adaptados a su edad, que fomenten el aprendizaje y la creatividad.
Para llevar a cabo esta labor educativa es clave confiar en la capacidad de los niños de ir resolviendo dificultades sin frustrarse. No se trata de dejarles solos, sino de dejarles hacer y orientarles para que se autogestionen lo máximo posible, todo ello en un enclave de respeto, amor y libertad. Preparando el entorno para el niño, para que él sea capaz de ser lo más independiente posible, le estamos enseñando a que en el futuro sea capaz de tomar sus propias decisiones.
Estos son algunos consejos para llevarlo a cabo:
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- Empujarles a descubrir sus propios intereses. El psicólogo y pedagogo Jean Piaget definió las etapas del desarrollo cognitivo, así como María Montessori, ambos son una guía para saber cómo se desarrolla un niño, pero los educadores también tienen un papel clave para descubrir qué les interesa en un determinado momento y sobre qué pueden trabajar para sacar de ellos lo mejor de sí mismos.
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- Confiar en sus propias capacidades. Algunas veces subestimamos lo que los niños son capaces de hacer. La confianza y la libertad para que realicen tareas nos enseña que muchas veces somos los adultos los que impedimos que desarrollen todo su potencial. ¿Has probado a dejar a tu hijo ayudarte a preparar la comida? Es posible que te sorprenda. Así, cuantas más oportunidades le demos, más y mejor lo harán.
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- Darles independencia. Acompañarle, pero dejarle primero que lo intente. El adulto es un guía en el desarrollo para que el niño aprenda hacer las cosas por sí mismo. Esto sin duda redundará en su bienestar y desarrollará una buena autoestima.
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- Ponerle límites. Es importante que los niños tengan libertades, pero con límites. Estos deben ser claros y cortos, adaptados a su edad. Por ejemplo, si tiene entre uno o dos años podemos dejar que corte un plátano bajo supervisión y con el cuchillo que nosotros elijamos (de mantequilla) para evitar accidentes, o si son más mayores podemos darle dos conjuntos de ropa y que elija uno para ponerse, pero no dejarle todo el armario a su elección.
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- Crear espacios o ambientes que favorezcan su desarrollo. Sus espacios deben ser cómodos para ellos, no para los adultos. Los juguetes, los libros deben estar accesibles a su altura para poder hacer uso de ellos y luego dejarlos colocados donde estaban.
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- Crear actividades o disponer de materiales que les ayuden a evolucionar. Juguetes educativos, prácticos… incluso herramientas de la vida cotidiana para que las incluyan en sus juegos. Las posibilidades son infinitas para que los niños aprendan mientras se divierten y experimentan con todo lo que tienen a su disposición.